jueves, 13 de noviembre de 2008

4 mujeres... 4 ejemplos... Gracias!

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Este escrito tiene como protagonistas a cuatro mujeres, grandes ellas, bellas y hermosas.

Todas giran en torno a una, Agustina.

Mucha gente dedica su tiempo a cuidar y acompañar a personas mayores, personas de la tercera edad que por diversas causas no pueden valerse por sí mismas.

Yo quiero darle las gracias a estas mujeres en este caso particular, y aprovechar para dar las gracias a todas aquellas personas, con independencia de su edad o sexo, que dedican parte de su tiempo a los demás, con cariño, amor, ilusión, paciencia, ... para añadir si cabe, un poquito de calidad a sus vidas, a nuestras vidas.

Agustina es ya mayor, tiene problemas de movilidad y alzhéimer, ya no oye muy bien, y sonríe de tal manera, que ves cómo te regala en esas sonrisas un poco de sí misma, a modo de agradecimiento por compartir unas horas junto a ella, por compartir un paseo, una revista, un abrazo, ... por estar.

Juliana es su tía. Una mujer ejemplo. Es de las personas más amables, dedicadas y sonrientes que he podido conocer. Se entrega completamente, entre su trabajo y su vida, a Agustina con el mayor agradecimiento que jamás hubiese podido pensar que existe.

Elisabeth cuida de ella en el día a día. Nunca pude imaginar que sería testigo de cómo se puede ayudar a alguien con tanto cuidado y atención, incluso para ponerle una bufanda o darle agua. Le escucha, le entiende, le lleva a pasear... paseos larguísimos (qué suerte!) y está pendiente de Agustina en todo momento con el mayor cuidado y alegría. Ahora vuelve a su país con su familia después de unos años en España. En sus ojos pude ver el otro día la tristeza de dejar a Agustina, la inquietud por saber si estará bien, y la alegría de saber, que pronto podrá abrazar a sus hijos... qué incongruencia reír y llorar a la vez, por las decisiones tomadas.

Cristina es Trabajadora Social, y desde la Fundación en la que trabaja entre otras acciones, pone en relación a Agustina con voluntarios que deciden pasar algunas horas de su tiempo en compañía de personas que necesitan cuidados o atención, para permitir por una parte, que puedan descansar el resto de personas que cuidan de ella, y a la vez permitir a estos voluntarios encontrar un buen lugar donde desarrollar su vocación de ayuda desinteresada. Como no, siempre sonriente y dispuesta a ayudar.

Conocí a todas estas mujeres hace apenas unos meses, cuando decidí ser voluntaria y acompañar las pocas horas libres de las que dispongo, a una persona con necesidades.

No he recibido en los años de mi vida tantas sonrisas como las que ellas me dedican, tantos agradecimientos, tanto cariño, tanta amabilidad. Es precioso que te den las gracias, por algo de lo que tú estás agradecido de antemano.
Veo la valentía en sus sonrisas, su satisfacción en los agradecimientos, y su cariño en los gestos y las miradas que dedican a Agustina, y a mí en este caso.


Gracias a todas vosotras.

Sois un ejemplo de saber vivir, de ser personas, de ser mujeres, de ser profesionales... sois un valor para nuestras sociedades, y personas como yo, aprendemos de vuestros actos.

Mi mayor y mejor agradecimiento!*

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